Si para evitar tocar los labios de tan venerables señoras hay que abandonarse a los excesos etílicos no cabe duda sobre el camino a seguir. No es de extrañar que la mencionada ley no tuviera el éxito deseado.
Un aplauso para el publicista por tan grandiosa campaña publicitaria (¿un alcohólico resentido?) y a Cessare por enviar el mail con la imagen.
